Me comentan otro caso, esta vez con condena firme, para conseguir mayor puntuación para acceso a una vivienda de protección oficial no dudó en denunciar a su ex por maltrato, violencia de género en activo.
De esto no se puede hablar, queda mal, pero especialmente magistradas, juezas y fiscalas están que trinan ante los casos de fraude de presuntas víctimas y el imperativo legal impuesto por las reformas Zp que hace que por el hecho de ir a presentar una mera denuncia el hombre sea automáticamente prejuzgado y precondenado. Ni equidad, ni estado de derecho ni presunción alguna salvo la de culpabilidad.
Una de las claves para identificar el fraude es que las víctimas auténticas tratan de retirar denuncias, se oponen a testificar, la víctima que actúa como principal encubridora de su verdugo. Mientras que la falsa víctima tiene un toque bipolar, una extraña actitud activa de ir hasta las últimas contra él que contrasta con el melodrama en las declaraciones.
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