Hablemos de dos productos con campañas interesantes, orientados a la distinción, los Ferrero de las recepciones del embajador, que por pretenciosos resultan ridículos, y la Nesspreso y sus cápsulas cuyo sentido del humor lo hace distinguido.
Para mí la diferencia es clara, los anuncios de Ferrero aunque chirriantes nos venden un producto delicioso, y los de Nesspreso nos venden un timo.
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