No obstante no podemos obviar disfunciones como las que se dan en Salt, en donde los ciudadanos se han despertado ocupados y con una delincuencia rampante.
Salt puede ser una excepción, pero existe, no es la única. Se echa en falta inmigración cualificada, y asistimos a una vis atractiva del estado social, a una inmigración más preocupada de los beneficios a que acogerse, en lugar de hacer de este país un trampolín para un desarrollo real.
Y no hablamos sólo de ciudadanos extracomunitarios, sino de trasvases de población comunitaria, de turismo sanitario.
Debemos reivindicar un equilibrio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario