El Estado Social Europeo, creado para una realidad ha tenido que ponerse al servicio de una realidad muy diferente. Y la percepción en zonas como Madrid, Cataluña o el Levante español es que el modelo social está al servicio de una inmigración más preocupada de lo que puede sacar del Estado que lo que puede aportar al país. De hecho el resultado es deficitario, la demanda social de la inmigración es muy superior a su capacidad de cotización, si es que cotiza. Hablamos de sanidad, vivienda, educación, rentas sociales. Y es ahí donde la inmigración entra en conflicto con los españoles de origen pertenecientes a sectores más humildes, que han de competir por los mismos recursos en desigualdad de condiciones.
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