Ahora está de vuelta pero cuando llegó a Madrid sólo le quedó la alternativa de tener que meter a su hija en un privado. Ni públicos públicos, ni públicos concertados, no tenía opción. Ella se lo pudo permitir unos meses hasta que consiguió padrino y se la metieron en concertado.
Le pregunto el motivo y me cuenta que los centros públicos se los llevan de calle los inmigrantes. Que a una compañera la asistenta le pidió que no la asegurase, que no la diese de alta, que prefería cobrar en negro, que a ella no le importaba cobrar una pensión en España, que quizás no llegase, sino enviar el mayor dinero posible a su país. Y es que ganaba el doble estando en negro, a nivel fiscal constaba sin ingresos, que con eso conseguía mayor beneficio, tanto en el acceso a la vivienda, como para que sus hijos fueran a la escuela e incluso podía percibir rentas sociales.
Quien me cuenta esto es de izquierdas, de las que no puede ver a clero ni a los del PP, pero que tras su paso por Madrid se reconoce mucho más agnóstica en esto del buenismo social.
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