Alguien tuvo que estar bien untado para este abrirse de puertas, y a deslocalizar. Producir en Norteamérica o Europa implica toda una serie de costes, sociales, medioambientales que se traducen directamente en el precio final. En China, ni negociación colectiva ni leches, a producir a punta de bota sobre tu cara, y ahí ese coste oculto, el que no sale en la etiqueta y que permite que toda imitación salga a menos de décima parte de original y que aún así se llenen los bolsillos.
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