Muchos hombres heterosexuales se sienten amenazados ante hombres homosexuales, especialmente cuando la apariencia de éstos no es el de chirigota sino de testosterónicos, terrible les resulta no poder detectar rasgos mofantes y confundirse en modos y apariencias con los otros, surge entonces la inseguridad sobre las bases en las que han construido su propia masculinidad.
Realmente quienes se sienten amenazados, no tienen tan claro ni su masculinidad ni su identidad sexual, y este conflicto produce el estallido de rabia, de odio frente a aquellos que le han provocado esas crisis, ese miedo a tener que cuestionarse su propia identidad.
Resulta curioso en lugares de turismo gay, especialmente en aquellos en que desarrollo socio-cultural no va parejo entre propios y visitantes.
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