Una mujer pega gritos que se escapan de una mente en permanente discusión "Qué no era Catalana, que era Mallorquina! y bien que me dio de comer!" La cara del ocasional acompañante de fila era un poema ante la loca de los desvarios, permanecía unos minutos en silencio y al rato volvía a gritar una frase del estilo. Mientras el resto de usuarios nos mirábamos extrañados o seguíamos el rictus de la locura como si ahí no pasara nada.
Al siguiente día el Sr. Cogorza, encendiendo cigarrillo tras cigarrillo, parando el conductor la guagua y llevándolo detenido al primer asiento, apeándose a miccionar en cada parada, la cogorza debía ser de cerveza, y viendo a los pasajeros moverse de un lado para otro para evitar coincidir con él. En una de las paradas suben dos mujeres, amigas hasta ese momento, al beodo que vuelve a subir tras realiviarse ya le han pillado el sitio, y ante la reclamación del conductor una de las mujeres, que se hallaba sentada con repito, hasta entonces su amiga, se levanta y le cede el puesto al borracho para que se siente junto a ésta, ante la cara desencajada de asombro de la fiel escudera. Para que luego me hablen de los congresos del PP. A las pocas paradas los gritos e insultos de la mujer hacia su querida examiga que la había metido en tal brete de acompañante.
Guagua de vuelta, caballero de cintura para arriba condecorado de Charro mexicano con traje de gala y guitarrón, de cintura para abajo de pantalón harapiento, cantando medio repertorio.
Quién necesita espectáculos yendo en guagua? Y yo que creía que entre el Metro y el Rodalias ya lo había visto todo. Eso sí aquí en lugar de Prosegur lo que se necesita es echar mano a un buen puñados de psiquiatras sin fronteras. Deberían de proponerlo como destino MIR o PIR.
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