Si ya es difícil asumir que tu marido tenga más pecho que tú, resulta confuso el descubrir que se pasa más horas acicalándose delante del espejo, y que tenga una maña que para ti querrías en el uso de las pinzas de depilar.
Pero no te engañes, que tu marido se enrolle con su guardaespaldas israelí, eso sí que es demoledor, y que lo recoja toda la prensa local, estatal, ya te gustaría estar en la piel de Mrs Woods.
(continuará...)
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