Los indicios saltaron en el desarrollismo del PP de finales de los 90, la potencia sin control, los bolsillos llenos sin demasiado esfuerzo y el asentamiento de una cultura de todo derechos pero sin obligaciones, de todo libertades pero sin responsabilidades, y eso sí con el menor de los esfuerzos posibles.
Y en esto llegó el buenismo progre del PSOE con el advenimiento del profeta de todas las paces y bondades, del buenrollismo y encolegamiento sin fronteras.
Y llegó el informe Pisa y los sociólogos, pedagogos y demás familia alertan de unas generaciones pantallizadas y paletizadas, eso sí, con ropa de marca y coche tuneado, pero incapaz de deletrear, resumir, sintetizar, racionalizar y siempre dispuesta a salirse de sus casillas.
Hoy publican los periódicos, los que van quedando, que el 40% de los alumnos gallegos de Secundaria no alcanzan el mínimo en competencias lingüísticas o matemáticas.
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