Jasmila Zbanic dirige esta joya, directa, directísima. He leído que la revolución en el mundo islámico la protagonizarán las mujeres, sin duda serán éstas las que liberen a los hombres, como sucede siempre. Sin maniqueísmos. Y hablamos de argumentarios mutuos, de la mujer occidental esclavizada por el trabajo fuera de su casa, que tiene hijos para que los críen otras, recuerdo que el comentario que el burka de la mujer occidental es la talla 36.
Ese punto de encuentro, no se sirve alcohol, no se fuma,mmm tampoco fuman, cuándo se pregunta pero dónde se ha metido respondo mentalmente en un bar de España..y todo es pecado, sexo prematrimonial, vestidos sin mangas...uno parece que se ha metido en unas jornadas de la juventud del Opus Dei. Ese plano de calle de Sarajevo, con mujer con pañuelo delante y monjas con tocas de fondo. Esa abuela musulmana. Y para mí el momento más jodidamente terrible y emotivo, cuando regresa a la casa de su niñez y acaricia las hojas del árbol que en tiempo fue suyo. Digamos que todos tenemos un árbol al que regresar para acariciar sus hojas.
Este escribano recomienda su visionado, y sin casco, a pelo.
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