Tambaleándose, la onda sísmica se convierte en gráfico económico. El horror high-tech de un aeropuerto engullido por las olas o una central nuclear a punto de fusión se cuadra en balance de resultados de aseguradoras, exportaciones, importaciones. Mientras los ciudadanos, las personas, la gente, busca a los suyos, trata de superar la angustia del drama personal, con dignidad.
Admiro a los japoneses y aprendo de su honor.
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