Aunque soy más de la cuerda de Carlos Herrera, reconozco que los amaneceres me los da Jiménez Losantos. Libertad de expresión, escorada y un tanto condicionada, pero libertad de todas formas. Insurrección verbal y contracultural en tiempos de un nodismo interiorizado, de comunicados de prensa y punto. Un beatnik agitador, sólo beatíficamente condiconado por los muros que le dan amparo, que le hacen callar y hasta soltar algún alago en entrevista institucional.
D. Carlos Herrera es el regusto de la buena compañía con puro y copa, y jamón del bueno, y la mirada con picaresca ante un mundo que se nos contorsiona.
La alternativa la tiene Blanco Ariza, contrapunto al chirriante Francino. Si se lo propone, Blanco Ariza restaura la Ser, pero eso cuando le dejan. No se preocupe D. Pedro, manos no le van a faltar, ahí tiene a los Guiñoles para devolver la esperanza.
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