Amy Winehouse, Dita Von Teese o Diablo Cody, desfile de tatuajes y mujerse descreídas que reinventan el feminismo a base de reinterpretaciones de tacones, lacas, cardados, sujetadores con corsé, y lencería fina, aunque no se cambie en toda la semana, al servicio propio que no ajeno. Y ahí lo perverso y liberador del juego.
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