Repito, no gusta, no me gusta nada, la cara de satisfacción, de goce y de regocijo de este PP ante los malos datos económicos pensando gozosos en su rédito electoral y en la consecución pronta de poltrona.
No, no es asumible este gozo ante la desdicha ajena, estas risas mientras abuchean al presidente del gobierno, en lo que se ve juego y cacareo bien ajeno a las preocupaciones de una ciudadanía tambaleante pero dispuesta a salir adelante.
La soberbia no es buena consejera. Aleja de una ciudadanía agotada que resignada, que no entusiasmada, puede votarles como mal menor, pero desde luego ahuyenta voto de castigo, o conversiones masivas, librelos Dios de un nuevo batacazo electoral, que cosas más extrañas se han producido.
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