Para frenar el desgaste electoral, este gobierno bunkerizado se sacó uno de sus planes de carteleria y photocall: readoquinar las calles como receta contra la crisis.
Cuando uno se pasea por cualquier ciudad, pueblo o alberca de este país, cuesta encontrarle sentido a un plan descalabrado consistente en cambiar el recién colocado pavimento de las aceras.
Ahí van los dineros, a llenar los bolsillos de algunas empresas y dar trabajo de currito no cualificado a toda una remesa de inmigrantes que ya no saben si reemigrar o hacerse bereber. Oca a oca y me tiro porque toca.
Apeense del coche oficial y comprueben.
La pretendida sensación de que la economía se mueve no se consigue vallando a los ya sitiados vecinos para cambiarles la baldosa, porque cuando uno va al hospital no va a que le hagan la manicura.
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