En verano aún resultan peores, sucias, inseguras, llenas de carteristas. El turisteo que no se atravería a sacarse los calcetines en su país no duda en salpicar de sudor las Ramblas con ese rictus de borrachera, torerito y sombrero mejicano. La Calle Montera sería el Barrio de Salamanca si lo comparamos con los anocheceres.
Me cuentan que antes eran diferentes, que ahora los barceloneses ya nos las pasean, en todo caso las cruzan. Para pasear ya están otras ramblas, la Rambla de Catalunya, o el paseo de Sant Joan.
El Liceu es de lo poco que se salva, para llegar y salir en taxi. No conservadas ni mantenidas, papeleras a rebosar y crcundadas de basura, hasta el Starbucks se muestra roído y sucio. Les han abierto un carrefour, lleno de botellas. Las Ramblas ya no son Barcelona.
Para cuándo tendrá Barcelona su Giuliani?
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