sábado, 15 de agosto de 2009

Las Ramblas y Rudolph Giuliani

En verano aún resultan peores, sucias, inseguras, llenas de carteristas. El turisteo que no se atravería a sacarse los calcetines en su país no duda en salpicar de sudor las Ramblas con ese rictus de borrachera, torerito y sombrero mejicano. La Calle Montera sería el Barrio de Salamanca si lo comparamos con los anocheceres.
Me cuentan que antes eran diferentes, que ahora los barceloneses ya nos las pasean, en todo caso las cruzan. Para pasear ya están otras ramblas, la Rambla de Catalunya, o el paseo de Sant Joan.
El Liceu es de lo poco que se salva, para llegar y salir en taxi. No conservadas ni mantenidas, papeleras a rebosar y crcundadas de basura, hasta el Starbucks se muestra roído y sucio. Les han abierto un carrefour, lleno de botellas. Las Ramblas ya no son Barcelona.
Para cuándo tendrá Barcelona su Giuliani?

tom-tom Barcelona

En agosto el que puede se va y Barcelona evidencia un paisaje entre desdicha de inmigración y fervor alcohólico de guiri descamisado tirado en las Ramblas.
Los de aquí, los de al menos casi toda la vida, ya me lo habían dicho cuando me acogieron en su seno, traza una línea imaginaria, de plaza Catalunya para abajo de puntillas de correcaminos veloz, de plaza Catalunya para arriba, cuanto más arriba mejor.
Creo que Barcelona tiene sus coordenadas por edades y estaciones. La mía es otoño-primavera, diagonal norte, parada María Cristina.

Plan E(migración) de readoquinados y manicura.

Para frenar el desgaste electoral, este gobierno bunkerizado se sacó uno de sus planes de carteleria y photocall: readoquinar las calles como receta contra la crisis.
Cuando uno se pasea por cualquier ciudad, pueblo o alberca de este país, cuesta encontrarle sentido a un plan descalabrado consistente en cambiar el recién colocado pavimento de las aceras.
Ahí van los dineros, a llenar los bolsillos de algunas empresas y dar trabajo de currito no cualificado a toda una remesa de inmigrantes que ya no saben si reemigrar o hacerse bereber. Oca a oca y me tiro porque toca.
Apeense del coche oficial y comprueben.
La pretendida sensación de que la economía se mueve no se consigue vallando a los ya sitiados vecinos para cambiarles la baldosa, porque cuando uno va al hospital no va a que le hagan la manicura.

Un Ogro

Un Ogro es un ser encantador, de mirada achinada, manos enormes, cuerpazo compacto, menudo y peludo, barba de varios días, sonrisa enorme, carcajada demoledora, dientes y encías de acero, con un pelazo potente, bebedor de cerveza enormemente fría, y con la malicia de los años de experiencia.

Ogros e inteligencia emocional

Como a diario, la niña entró en el súper arrastrando tras de sí a su madre esclava. Pobre niña, ignorante que tras aquel mostrador realmente trabajaba un orco, mi ogro sonriente.
-Quiero agua, quiero agua.. .Quiero agua, quiero agua...
La agotada madre, como todas las mañanas, le pide al ogro un vasito para su niña y se pierde entre las estanterías. En ese momento el ogro sonriente, con su impoluto mandíl blanco y su gorrito, sale de detrás del mostrador con un vasito de agua fresquita.
-Ven, ven- le dice- quieres que te enseñe una cosita?
La niña asida al vasito blanco asiente mientras da lengüetazos sofocada.
- Ven, pasa, pasa- y la niña cansada pero ávida, le sigue tras el mostrador.
El ogro se detiene ante la puerta de acero.
-Mira aquí es dónde meto yo a las niños que todos los días entran por la puerta pidiendo vasitos de agua- le susurra al oído abriendo la gran cámara- aquí los tengo a todos- le señala mostrándole los corderos desollados.
Nunca más volvió a pedir agua, entraba cogida de su madre, mirando entre los botes para saber si tras aquel mostrador estaba el orco, mi ogro.

domingo, 9 de agosto de 2009

El país ilustrante

La prensa escrita se ha miniaturizado, en papel plegado sobre sí misma, encogida en posición fetal. Alguna nacida de juguete (Público) y otra resignada a ser hojeada, pero poca dispuesta a ser leída. El País, acentuado y remasterizado, sigue siendo la esperanza, el referente. Claro que lastrado en su peaje ideológico pero al menos posicionado. Y así me reafirmo de ello cada vez que apoquino en el quiosco, cada página te hace sentirte un poco consejero de Estado o sumiller. Resulta nutritiva, aunque a veces envenenante.

Forges Máximus


El País, 7 de agosto 2009

Forges glosando la realidad, con maestría y estoque de gominola, descorchando la carcajada en medio del cercanías.

patinadora en línea, transexual y lima

Dos veces he coincido con ella, entre bolsas de basura, mis acompañantes y escoltas al llegar al contenedor. La primera vez, creí tratarse ensoñación o peli de Almodóvar, pero ahí estaba ella, vestida de lima, patines en línea, aros que no piercings, melena rizada, de bruces con el contenedor, depositando sus intimidades en el buzón y después alejándose, calle Bailén abajo. Ayer la he vuelto a ver, de nuevo compartiendo utillaje, y ahí me quedé, admirándola.
Uno puede hacerse transexual de todo en esta vida, yo me declaro transexual ideológico, desubicado e indigestado con este no saber si subo, bajo o me hago la maleta rumbo a Cáceres.