Denunciaba Juan Roig (Mercadona) el pasado martes en RNE que si no nos ponemos las pilas, si no nos ponemos todos a trabajar más nos van a intervenir. Denuncia el bajo nivel de productividad y la disfunción con el nivel de vida que se disfruta en España.
Un día antes, el manifiesto del jurado de la Fundación Premios Jaime I retomaba el leitmotiv de la cultura del esfuerzo, que el propio Roig había pronunciado en su sede un año atrás.
Algo de razón tendrán 22 premios Nobel. Santiago Grisolía, presidente de la fundación, se despachaba a gusto y sin tapujos en la rueda de prensa. Insistió Grisolía en la responsabilidad colectiva, en la negligencia general: «ha habido una especie de vagancia: la gente se ha puesto grandes sueldos, se han utilizado los bancos de mala manera y se ha dado una falta de control del dinero por las entidades que no se entiende. No se por qué se les da tanto dinero. A ellos, como todo, si funcionan bien, bien, y si no que sufran las consecuencias. Ha sido como una especie de infección en la que todo el mundo ha intentado conseguir todo lo que ha podido y con el menor esfuerzo». «Si los bancos tienen que desaparecer, que lo hagan, pero no la sanidad y la educación. Si te recortan en investigación es terrible porque si estás fuera de la ciencia seis meses, olvídate ya que la competencia es muy grande».
Y es que la España de ese desarrollismo con fondos europeos, de políticos haciendo las europas, de abandono escolar con comité de asistencia, de la ley del mínimo esfuerzo, del pedir crédito para irme de vacaciones, de no tengo para estudiar pero sí para coche tuneado y móvil de última generación... pero bueno, mientras haya wifi.
Un día antes, el manifiesto del jurado de la Fundación Premios Jaime I retomaba el leitmotiv de la cultura del esfuerzo, que el propio Roig había pronunciado en su sede un año atrás.
Algo de razón tendrán 22 premios Nobel. Santiago Grisolía, presidente de la fundación, se despachaba a gusto y sin tapujos en la rueda de prensa. Insistió Grisolía en la responsabilidad colectiva, en la negligencia general: «ha habido una especie de vagancia: la gente se ha puesto grandes sueldos, se han utilizado los bancos de mala manera y se ha dado una falta de control del dinero por las entidades que no se entiende. No se por qué se les da tanto dinero. A ellos, como todo, si funcionan bien, bien, y si no que sufran las consecuencias. Ha sido como una especie de infección en la que todo el mundo ha intentado conseguir todo lo que ha podido y con el menor esfuerzo». «Si los bancos tienen que desaparecer, que lo hagan, pero no la sanidad y la educación. Si te recortan en investigación es terrible porque si estás fuera de la ciencia seis meses, olvídate ya que la competencia es muy grande».
Y es que la España de ese desarrollismo con fondos europeos, de políticos haciendo las europas, de abandono escolar con comité de asistencia, de la ley del mínimo esfuerzo, del pedir crédito para irme de vacaciones, de no tengo para estudiar pero sí para coche tuneado y móvil de última generación... pero bueno, mientras haya wifi.
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