Hay para quienes el abuelo ha dejado de ser estorbo y ahora es financiación. Hermanos que antes se peleaban por cargarle el viejete al otro, ahora se pelean por llevarse al abuelo, y su pensión a casa. Las residencias se vacían, bien por no poder pagar la plaza o bien para asumir como heredad la pensión ajena. Es lo que tiene la cartilla de ahorros, pero ahí el problema de convertir al anciano en semoviente, en cajero-automático al lado del aparador, sin cuidados esperados y necesitados, y todo ello silenciado en una habitación sin inspector.
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