Si de la Cospedal se puede decir que le sale cara de loca con sonrisa serial killer, y del gallardonita su toque repelente niño vicente, de nuestra lideresa Dª Esperanza destacaría el cansancio disimulado, agotamiento convaleciente, de esta mujer hecha fortín. Porque lo almibarado de la victoria no puede ocultar el desgaste físico, mental, la convalecencia personal, a semejanza del caso de nuestro Rey.
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