martes, 29 de septiembre de 2009

Las envenedadoras

Blogueando llego a el autodefinido de Karmele Marchante, siempre me han atraido las envedadoras, y sin duda ésta lo es de alto rango. De lengua almohadillada y mamporrera, como cronista regia no tiene desperdicio, glosando desconchados. En mi trabajo tiene alter ego, llamemosla Ángeles. Resulta temerosa y despiada con su ocurrente gracia. En su confrontación la eternamente vestida de margaritas, a lo Masiel, llamemosla Masi. Masi tiene un componente ab lib amargado, y Ángeles no le perdona que en comparación a ella misma el paso del tiempo la haya hecho más vieja que su propia madre. Es terrible eso de no llegar a los 50 y aparentar sobrepasar los 60. Terrible también para, llamemosla Marcela, que aparentaba permanentemente ser una transformista resignada a oficinista, eso sí sin verde lima ni patines.

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