domingo, 10 de abril de 2011

Reprocheando a Zapatero, sicario de los mercados

Aunque sean muchos los reproches para la oposición, uno, el mayúsculo, es para Zapatero.
Su connivencia con campantes mercados, sin más límite que la comisión oportuna.
Su congratularse, aplaudido desde las otras bancadas, por los resultados macroeconómicos especulativos heredados. Lo mejor que ha hecho Zapatero, decían, es el no hacer nada en la economía (recuerdan?, echen memoria a las tertulias COPE y qué viva Solbes) y es que a Banca y Cajas de Ahorro poco le importaba el matrimonio gay o el estatut.
Pero en el 2007, se evidenció el desgaste. La mejor señal, cuando a finales de año Jove se libra de FADESA y surge Martinsa-Fadesa a salto concursal.
El crujido en la calle se empezó ha hacer baza electoral. Y Zapatero, el mismo Zp conniviente, que en época de vacas gordas hizo dejación de funciones y dejó a los mercados rampantes sin mínima enmienda, aún ratificó su error.
Negando en provecho propio la evidente crisis y la adopción de medidas correctoras, dejó que el fuego se extendiese y devorase a las clases más humildes, sin cortafuego alguno, eso sí, poniendo bien a salvo a los conductores de aquella locomotora sin control que nos llevo a este abismo.
No cabe duda que en lo económico, Zapatero le ha hecho el trabajo sucio a la derecha "liberal(?) " que se nos viene encima y que ha sido la que nos ha metido en este atolladero financiero-especulativo llamado crisis, y con el que se pretende desmontar eso del Estado Social, eso de las ideologías, eso de la justicia social.
Resulta insultante que la puntilla se la dea como si nada, sin autocrítica, un partido autodenominado "socialista(?)" en nombre de los dictados de los que llaman "mercados(?)" , quienes no dejan de ser el epicentro de esta crisis.
Zapatero y el resto de gobernantes europeos se han hecho sicarios de los mercados que nos han metido en esta crisis. Y en lugar de dar el tiro de gracia a los especuladores, a éstos les dan prebendas y a la justicia social ni oportunidad de ruleta rusa.
Esta no es la crisis de los obreros, sino la crisis de la gran banca, de esa que aúpa con arrumacos a esos gobernantes bajo su mandato (vide Botín separando las aguas para el paso de Zapatero a la recámara), que ansiosos de servidumbre no dudan en licuar principios.


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