Que en esto del desastre nuclear, vertiendo a las aguas, Japón se nos ha mostrado más devastador e inoperante que cualquier Duvalier haitiano.
Y es que lo que se pretendía virtud, clama como defecto. La aparente sumisión disciplinada japonesa, es la principal cómplice de los desmanes que la han conducido de forma reiterada a estas anomalías de la falta de crítica, eso sí, para bien de los Señores feudales o en este caso voraces empresariales.
Ojalá hiciéramos memoria con la facilidad y frecuencia con la que éstos hacen caja. Porque lo de la central nuclear Fukushima Daiichi, de TEPCO, tiene precedente en los vertidos de mercurio al río Minamata.
Para saber más:
http://www.tierramerica.net/2006/0513/noticias1.shtml
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