La dulce Letizia no se las imaginaba, la malvada bruja Sofia, oteaba desde Zarzuela-Marivent-Baqueira, mientras que el bonachón y campechano Rey Juan Carlos, de todos los juancarlismos y campechanismos, o querido campechano, yo camepechano, tú campechanas, él campechana, nosotros compechanamos, vosotros campechanáis, y ellos campechanan...
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