Belén Estéban no se achica, está ahí por honores propios, semblante identitario de media España identificada por esta mujer compulsiva en lo emocional, visceral y semiauténtica, querido toño quien te tuviera como representante y guionizador.
Ana Rosa Quintana tuvo la agudeza de meterla en la mesa camilla, pero a modo tramposo de payasa, pero el incisivo y brillante Jorge Javier, reivindicó sus pasiones y la hizo partenaire.
Reivindicativa del no bajar la cabeza por no saber distinguir tipo de estrofas. No pretende ser ejemplo, pero desde luego es negocio.
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