Difícil 2016, de Londres a Madrid apenas hay un huso horario, choca con la globalidad paritaria de Obama y Zapatero, una sede bis en Europa, lo lógico es el alterne y que los aros acaben arrastrados por la ventisca de Chicago, que para entonces puede acoger los estertores finales de la probable segunda legislatura del adoptivo Obama. La economía no está para cohetes, y a pesar de la brillantez pepera en Madrid, con seguridad debamos esperar al redondo 2020.
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